Ayer estuve en la fiesta de verano del trabajo, donde nos invitaron a una barbacoa en un pequeño pueblo cercano a Fráncfort, con muchos juegos para los niños y los "no-tan-niños". No estaba muy convencido de ir, pero como no tenía muchos otros planes para ese día y como no había estado nunca (y siempre hay que intentar casi todo, aunque sea una vez en la vida), me decidí a ir.
Lo más cómodo fue que fui en el coche de nuestra secretaria: un Audi TT, que me hizo sentir como la consorte de un futbolista durante un tiempo. No pasó nada en especial, pero salí más convencido aún de que la ausencia de limitación de velocidad en las autopistas alemanas es realmente muy peligrosa.
Volviendo al evento, durante algunos momentos parecía desarrollarse dentro de una película de banqueros de Wall Street, donde todos aparentan felicidad en acontecimientos como estos, en compañía de sus adorables esposas e hijos (aunque ya me enteré de unos cuantos que ponen los cuernos a sus respectivas). Apareció un alto directivo e inmediatamente fue interceptado por alguien tratando de ascender rápidamente en el trabajo. Gracias a Dios no hubo discurso de las altas esferas como en las películas, pero por momentos fue lo único que faltaba para redondear la apariencia de felicidad plena.
Lo que tampoco se ve en las películas es la retransmisión de un partido como el Alemania - Inglaterra, de ayer domingo. Ahí estaba yo apoyando a los ingleses en un auditorio con un 80% de alemanes. ¿Por qué apoyaba a la Pérfida Albión? Porque los alemanes son muy pesados con su selección, son pesados hasta la naúsea. En cuanto un jugador pasa el medio campo empiezan a aplaudir y siempre que marcan gol aparece alguien agitando una bandera (de la RFA, por cierto). Ahora se me plantea la duda de apoyar a Alemania (con lo pesados que son) o a Argentina (con Maradona y Messi a la cabeza, nada más y nada menos).
Otra cosa negativa de este evento ha sido que me he traído una alergia colgando y ahora mismo tengo la garganta inflamada, los ojos secos y me pica todo el cuerpo... Espero que no sea la garrapata austriaca esa que anda suelta por ahí. En fin, está claro que no estoy hecho como los personajes de las películas de banqueros.
Ah, me olvidada... Para apagar la barbacoa que hicimos (que tampoco fue para tanto) acudieron cinco bomberos con sus mangueras y su camión.
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