Alemania sufrió durante los años posteriores a la Primera Guerra Mundial tasas de inflación absolutamente disparatadas (1.000.000%), que arruinaron totalmente el país y lo sumieron en un estado tal de desesperación que acabaron entregados al nazismo. En esos años, el propio papel en el que se imprimían los billetes valían más que los mismos y fajos de billetes eran entregados a los niños para que jugaran con ellos, ya que no tenían valor alguno. Con estos antecedentes, es comprensible que los alemanes tengan algo de miedo a la inflación.
Sin embargo, en algunos casos, este miedo alcanza la paranoia más irracional. Así, parece como si el Deutsche Bundesbank fuera el último reducto de defensa ante la locura de los otros socios europeos (preferiblemente del Sur de Europa), que no se preocupan nada más que de gastar y gastar. A día de hoy, tasas de inflación del 10% parecen impensables para Europa, aunque no falta quien, en este país, empieza a vislumbrar los Cuatro Jinetes del Apocalipsis en el horizonte cuando la inflación sube ligeramente por encima del 2%. El Bundesbank disfruta así de un status quasi religioso, donde parece que únicamente se puede decir "amén" a todos sus actos.
Además, es considerado un paradigma de independencia respecto al poder político aunque los últimos acontecimientos alrededor del mismo (dejando aparte la dramática y débil situación de los bancos alemanes), parecen más propios de una república bananera que la reputación y fama de que goza esta institución. Veamos:
- El presidente anterior a Axel Weber tuvo que dimitir porque aceptó regalos varios de un banco alemán en dificultades y no observó conflicto de interés alguno en ello.
- Un miembro del Consejo de Dirección del Deutsche Bundesbank escribe un libro con tintes racistas y el Gobierno exige su cese por este motivo (no por no desempeñar bien su trabajo), lo que se produce diez días después.
- El Presidente del Deutsche Bundesbank decide no que no le interesa ser Presidente del Banco Central Europeo, en contra de los deseos de la Canciller, y es forzado a abandonar su puesto a toda prisa.
- El nuevo Presidente del Deutsche Bundesbank carece de experiencia relevante en un cargo de estas características y su anterior trabajo fue como Asesor Económico de la Canciller.