Este pasado fin de semana, ya por tercera vez, vine conduciendo los 1877 kilómetros que, según Google Maps, separan Guadalajara de Fráncfort, con mis padres. Tuvimos que hacer noche en Francia, porque la verdad es que es mucho conducir para un solo día.
Esta vez el inicio del viaje no fue fácil porque al llegar a Zaragoza hay interminables tramos de obras que te obligan a ir a 80 km/h. Tampoco se ve mucha actividad alrededor de la carretera, lo que hace que te frustres por partida doble: por ir a 80 km/h y por no ver a nadie trabajando. Además, cuando no hay obras, el nuevo límite de 110 km/h tampoco ayuda a que te cunda mucho el viaje (aunque, eso sí, se ahorra mucho combustible).
Luego, en relación con esto, al entrar en la autopista de peaje nos encontramos con una situación kafkiana: un coche de la Guardia Civil a 110 km/h. De pronto, se creó una caravana de cinco coches detrás del coche de la Guardia Civil, cuando apenas había tráfico en la autopista. ¿Cómo adelantarlo sin caer en sus redes? Necesité casi una hora para adelantarlo y perderle de vista en mi espejo retrovisor. Para adelantarlo, tuve que aprovechar una cuesta arriba con una curva a la izquierda (de manera que iba por el interior de la curva, recorriendo menos distancia que el coche en el otro carril). Y yo, entre otras muchas cosas, me pregunto: ¿realmente está la Guardia Civil para ver quien circula a 115 km/h en una autopista de peaje? Ciertamente estoy a favor de limitar la velocidad a la que se conduce, pero llevar las cosas a este extremo es casi peor.
Luego, una vez cruzada Barcelona, nos dirigimos al norte para entrar en Francia. Es curioso comprobar cómo evoluciona el paisaje de Francia: en el Sur, es muy mediterráneo y similar a España, mientras que en Alsacia, al norte, es totalmente alemán. Todo va evolucionando despacio, pero es verdad que al girar hacia el Norte en Orange uno tiene la sensación de abandonar totalmente el Mediterráneo. Esta vez dormimos en Tain l'Hermitage, unos 80 km al Sur de Lyon, a orillas del Ródano. Tain l'Hermitage está en la orilla contraria a Tournon, donde dormimos el año pasado. El puente colgante de la fotografía (el primer puente colgante de Francia) une ambas localidades.
En el segundo día, nuevamente desobedecimos al navegador y evitamos pasar por el centro de Lyon. No entiendo por qué el navegador insiste siempre en llevarnos al centro de Lyon, pero... Y luego ya pues a buscar la frontera con Alemania vía Besançon (donde siempre acaba una etapa del Tour de Francia).
Una vez en Alemania, había obras, pero esta vez sí se veía gente trabajando, con lo que la frustración fue menor que en Zaragoza. Había obras también en la pista de Darmstadt (15 km con cuatro carriles por sentido y sin límite de velocidad); así que tuvimos que pasarla a 100 km/h: inimaginable.
En tres semanas, el viaje de vuelta, esta vez por una ruta nueva, que la de Lyon ya nos la conocemos mucho. Veremos.
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