Monday, November 07, 2011

Amenaza atunil

Hoy concluyo la serie de entradas sobre el viaje a Eslovaquia de hace unos días con la descripción de un desagradable incidente que sufrí en el control de seguridad del aeropuerto de Fráncfort. Este trance no me gusta nada en absoluto y lo considero algo estúpido, pero tras lo ocurrido hace días mis sentimientos se han incrementado.

Resulta que intenté pasar dos latas de ventresca en aceite de oliva y saltaron todas las alarmas del aeropuerto. El empleado de turno me dijo con una sonrisa que no las podía llevar, después de rebuscar y revolver en mi maleta como si fuera un sabueso. Me tocó discutir con él, porque precisamente en el anterior viaje a Niza había llevado dos latas de ventresca y no saltó ninguna alarma por ningún sitio, y la situación me parecía surrealista, especialmente cuando me chillaron que no abriera la lata allí porque podía ser peligroso. En el fondo, sin ser físico, creo poder afirmar que la ventresca no es líquido.

Todo esto me lleva a pensar por qué en el aeropuerto hay que pasar por este trago tan desagradable de vaciar tus bolsillos, de comprimir tus líquidos de aseo en recipientes minúsculos, de rezar para que la hebilla del cinturón o la pasta metálica de tus gafas no suponga un cacheo en toda regla, cuando en otros medios de transporte, no existen controles de este tipo: ¿existen este tipo de controles en las estaciones de tren?, ¿en los puertos marítimos? A todo esto hay que añadir la actitud de algunos de los trabajadores del aeropuerto, que más parecen estar tratando con ganado o con terroristas en potencia que con seres humanos como ellos.

Ciertamente me parece una medida estúpida, destinada únicamente a calmar los miedos de la masa y a darla una falsa sensación de tranquilidad, pero sin resultado aparente. Lisa Simpson utiliza un razonamiento lógico muy poderoso que puede extrapolarse a este caso y con el que acabo esta entrada de hoy: en Springfield no hay osos pardos porque Lisa tiene una piedra mágica y realmente funciona, porque, ¿cuántos osos hay a la vista en Springfield? Ninguno. Basta con sustituir "osos pardos" por "ataques terroristas", "piedra mágica" por "restricciones a los líquidos" y "Springfield" por "Europa" para empezar a dudar de la eficacia de esta medida.

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