Friday, April 19, 2013

Bajo la sombra del Monte Krivan

Justo antes de iniciar de nuevo la rutina habitual en Guadalajara, una vez regresado de Fráncfort, me fui de vacaciones con Andrea unos días a las montañas del Alto Tatras (http://es.wikipedia.org/wiki/Alto_Tatra y http://es.wikipedia.org/wiki/Montes_Tatra), en Eslovaquia, junto a la frontera con Polonia. En estos últimos años he ido allí varias veces, siempre con la nieve acechando, y tengo que admitir que la zona me gusta muchísimo. Tiene paisajes que parecen sacados de Canadá u otras regiones, sin necesidad de coger un vuelo transoceánico.

Esta vez elegimos un hotel-spa en medio de las montañas (Hotel Permon, para los más curiosos), bajo la mirada y control del monte Krivan (http://es.wikipedia.org/wiki/Kriv%C3%A1%C5%88), que es el que aperece en las monedas de céntimo de Eslovaquia y que es uno de los símbolos del país. Desde nuestra habitación teníamos preciosas vistas al monte Krivan, que en días soleados permitían hacer fotos como esta.
Como no podía ser de otra forma, nos encontramos con bastante nieve en cuanto subimos un poco de altura. Tuvimos algunos días soleados que hicieron que pudiésemos andar sobre la nieve sin tener que soportar temperaturas gélidas o nieve. En este sentido, descubrimos por casualidad una ruta preciosa donde casi daba miedo ir, porque no había ningún ser humano en kilómetros a la redonda y quizá sí algunos osos o lobos hambrientos. Otro día nos fuimos a andar alrededor del hotel y descubrimos un parque infantil, que permite hacernos una idea de la cantidad de nieve que había.
El hotel en sí parece construido en los últimos años del comunismo como residencia de los miembros respetados del partido comunista. Dispone de todo tipo de comodidades, pero con un aire a los años setenta y ochenta. Todo ha sido recientemente renovado, sobre todo la zona de las piscinas y saunas. En estas últimas, tengo que admitir que no consigo cogerlas el truco: después de dos minutos estoy o aburrido como una ostra o cociéndome vivo.

Por último, después de ir detrás de un camión durante casi una hora sin posibilidad alguna de adelantarlo, en el camino de vuelta decidimos parar a comer en Banská Bystrica (creo haber puesto bien los
acentos), la tercera ciudad minera eslovaca junto a Kremnica y Banská Stiavnica. Banská Bystrica es la ciudad de las tres con menos mineral pero la más grande y la más comercial, por estar mejor situada que las otras dos. Su plaza SNP es realmente espectacular y cualquier calle del centro está repleta de palacios y otros edificios históricos. La plaza SNP rinde homenaje a aquellos que se levantaron contra la ocupación nazi y que fueron fácil y rápidamente masacrados porque los tanques rusos no pudieron pasar las montañas del Tatras por el paso Dukla (de ahí el nombre de algún equipo de fútbol) tan rápido como habían previsto. Esta vez los soldados rusos sufrieron los rigores del "General Invierno". En dicha plaza se pueden apreciar sus tres torres, dejando atrás por una a la Tierra Media. Es realmente una ciudad que merece la pena visitar si se está de paso.

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