En primer lugar me llama la atención la pasión con que se siguen los partidos de fútbol, como ya he explicado aquí antes. Es que ves a gente con la camiseta de un país que no es el suyo y animando y cantando como locos. No sé si serán simples y llanas ganas de fiesta o si es una pasión algo más extendida. Lo poco que he tratado con alemanes, me dice que entienden más bien poco de fútbol, así que probablemente sea lo primero.
En otro orden de cosas, aquí los ríos son de verdad, hechos y derechos, no como las lenguas de agua que en España, a falta de otra cosa, denominamos ríos. He contado los pasos que doy sobre el río Meno todos los días para ir a trabajar y suponiendo que cada paso mío son 75 centímetros (debe ser algo más), sale que el río tiene 124 metros de ancho. Ale, a ver quién supera eso.Estamos teniendo ahora algunos días de calor y es increíble cómo la gente sale al campo o al río a disfrutar del sol, lo que me hace pensar que es un bien escaso y valioso en estas tierras. Destacaría la gran cantidad de patinadores en línea que hay, y la gente que se ven en bicicleta y bien vestida. Esto es algo que yo no podría hacer, pues inevitablemente sudo algo cuando voy en bicicleta y luego no es cuestión de ir oliendo a sudor.
También es algo diferente la forma de vivir los domingos aquí, pues este día es que está todo cerrado y paralizado, con una diferencia con el sábado mayor que en España, en mi opinión. Es el día que la gente aprovecha para estar en casa y en familia, mientras que el sábado aún permite algunas otras alternativas de ocio.
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