En primer lugar, hablaré de mis perennes problemas informáticos. Llevo unos días con problemas en mi conexión a Internet, justamente desde que instalé la versión 3.0 de Mozilla. Todo funcionaba tan ricamente pero tuve que cambiar a la nueva versión, que tampoco me ofrece nada que merezca la pena. Ahora ya tampoco me funciona el cortafuegos Zone Alarm. Moraleja: si algo funciona, no lo toques, incluso si es para mejorarlo.
Al comparar el grado de civismo de Guadalajara con el de Francfort, temo que la ciudad alemana gana por goleada. Así, entre otras "perlas" de mi querida Guadalajara cito el pestilente olor que emena la recién estrenada pasarela sobre la N-II, el individuo que tiró una lata de Coca-Cola desde un coche en marcha, el millón y medio de chicles y escupitajos que adornan nuestras aceras y la práctica de aparcar donde le viene a uno en gana.
Hoy he estado otra vez en un aeropuerto y la verdad es que últimamente estos sitios me dan algo de sueño y me ponen algo tristón. En los últimos tiempos he tenido muchas despedidas en un aeropuerto ante un viaje que debía hacer solo y poco a poco creo que esto me va erosionando. Espero tener pronto un recuerdo algo más agradable.
En el vuelo a Madrid con Lanchile he visto la película de "21", sobre unos estudiantes del MIT que sacaron un dinero de los casinos en los 90 usando técnicas matemáticas de probabilidad. Es una película muy amena, y, que pese a su final feliz, me ha gustado mucho. La escena de los escarceos del protagonista con la chica delante de sus amigos freakies me hizo reír, porque eso es real, eso lo he vivido yo, desde todos los puntos de vista, je, je, je.
Venga, pues lo dejo hoy aquí. Añado alguna foto de Francfort, que espero no esté repetida y hasta la próxima.
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