Lo primero es el diferente uso que se hace en Alemania de algunos electrodomésticos. Así, en muchos casos, el frigorífico (congelador incluido) no será más grande que el de una habitación de hotel, esto es no más de un metro de altura y, como mucho, tres bandejas. Debe ser que en estas tierras para mantener la comida fría se saca directamente a la ventana.
Algo similar ocurre con la lavadora, objeto de lujo en toda casa alemana que se precie. En el mejor de los casos, se encuentra en el sótano, funciona con monedas y es común para todos los vecinos del edificio. Si queremos que la lavadora esté en nuestra propia casa, nos mirarán como a bichos raros y elitistas. Personalmente, yo ya he dejado de preguntarme cómo lavan su ropa los alemanes, dado que no parecen necesitar una lavadora en su casa, hay preguntas cuya respuesta es mejor no conocer.

Las abreviaturas son también un mundo aparte. Para el que no conoce ni una palabra de alemán, debe ser un mundo por descubrir. En mi caso, tras más de seis años de estudio de esta lengua, he conseguido averiguar sin mucho esfuerzo que "EBK" quiere decir "Einbauküche" ("cocina incorporada"), "2-Zi" es la forma corta de decir "2 Zimmer" ("dos habitaciones"), "KK" no es nada escatológico, sino "Kaution" ("fianza"), "NBK" es la abreviatura de "Nebenkosten" ("gastos accesorios"),... Todo un mundo por descubrir en el que la letra "K" es la reina sin discusión.
En fin, esperemos que el piso alquilado esté bien, que no haya problemas con el contrato (¿me lo mandarán en inglés o en alemán?) y que no tenga que volver a introducirme en profundidad en el mundo del alquiler inmobiliario alemán en una larga temporada.
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