El fin de semana pasado fui a la segunda despedida de soltero de un amigo, aunque no fue una celebración exclusivamente masculina, sino que se invitó también a consortes. En esta ocasión, nadie acabó en el hospital, lo que supone una cierta mejora respecto a la anterior. Ha estado realmente bien, aunque ha sido algo agobiante en términos de tiempo, pero es lo que tiene este tipo de celebraciones. Ciertos puntos merecerían ser destacados.
En primer lugar, conseguimos algo difícil, que es llamar la atención de toda una playa, más aún cuando dicha playa permite el nudismo. Pues lo conseguimos a base de hacer la croqueta, esto es, rodar por una duna, como si rebozásemos una croqueta. No estuvo mal la experiencia. También el ascenso a la duna fue curioso, pues hicimos todos la cucaracha, dado que la arena quemaba y en cuanto llegamos a lo alto pusimos los pies en alto, como hacen las cucarachas cuando se las da la vuelta.
A continuación, fuimos a comer al restaurante "El Senador", en la Playa de las Meloneras. En algún momento, perdimos el control de la situación y acabamos bailando todos al son de la música cubana en directo que tenía el restaurante. La gente que paseaba por el paseo marítimo se paraba a ver a esa banda de descerebrados que estaba en plena celebración a las cinco de la tarde. Mención especial para Javi y Alberto, que hicieron coger complejo de inteligente a un papagayo, con una impagable imitación del Neng.
La experiencia de montar en una banana (colchoneta hinchable que se tira de una barca) estuvo bien, aunque me permitió experimentar por dos veces lo que se siente cuando Alberto se te cae encima. A grandes rasgos, se siente dolor las dos veces y la segunda una cierta frustración porque se repita otra vez la historia. El paseo estuvo muy bien.
Tampoco querría olvidar el bar karaoke inglés del sábado, donde disfrutábamos más de la música entre canción y canción que de las canciones en sí... Era simple, pero pegadiza. Quizá una combinación demasiado peligrosa para nuestras pequeñas mentes.
Y con esto creo que puedo acabar, seguramente me haya dejado algo en el tintero, pero lo principal está aquí contado... La siguiente es la de David, si Virginia le perdona que la duchase dos veces en el pasillo. La cosa promete...
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