Monday, July 09, 2007

La burbuja inmobiliaria

Hoy me voy a poner serio, pero poco. Querría escribir sobre la inexistente "burbuja inmobiliaria" que ha afectado a nuestro país en los últimos años, que ha hecho que las empresas constructoras e inmobiliarias acumulen un considerable patrimonio (ahí están las participaciones de Acciona en Endesa, de ACS en Unión Fenosa, Hochtief y Abertis, de Sacyr en RepsolYPF,...) y que la deuda de los hogares acumule cifras récord trimestre tras trimestre.

Esta especulación brutal y despiadada, que ha provocado que se construyan en nuestro país más viviendas que en Francia, Italia, Alemania y Gran Bretaña juntas, nace de la corrupción generalizada de los políticos locales, que en aras de una descentralización mal entendida, han cogido plenos poderes en temas de urbanismo. Como consecuencia de esto, el dinero obtenido por recalificaciones (convenientemente orientadas por los contructores locales) ha ido destinado a cubrir el endémico déficit del Ayuntamiento (déficit que podría ser mitigado, por ejemplo, racionalizando el gasto, por ejemplo), sin importar mucho ni la legislación europea o nacional vigente ni el impacto ambiental causado ni si alguien alguna vez ocupará esas viviendas.
Temo que esta burbuja está llegando a su fin y que antes o después el precio de las viviendas bajará. Hay quien dice que eso es imposible, que el precio se estabilizará pero que nunca bajará. A estos apóstoles del conocimiento, les diré únicamente cinco palabras: Japón, década de los 90. Esta situación vendrá provocada por la incesante subida del tipo de interés de referencia de la mayoría de préstamos hipotecarios, el EURIBOR. Este tipo de interés se basa en el fijado por el BCE a nivel europeo, que tiene en cuenta la coyuntura de los 15 países de la UE. Pues bien, la coyuntura española poco tiene que ver con la francesa y alemana, y estas dos llevan tiempo pidiendo un tipo de interés más alto.

A todo esto, los beneficiados son los empresarios que se han enriquecido en estos últimos años, mientras que gran parte de la población tendrá que asumir una hipoteca de por vida, a tipos de interés bastante elevados. Esto incidirá negativamente en su consumo, con lo que la demanda bajará y, consecuentemente, también la producción nacional... Es lo que tiene basar el crecimiento económico en el ladrillo, que antes o después este mercado se satura.

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