Sunday, December 16, 2007

¡Que viene el lobo!

Hoy, muy a mi pesar, tengo que escribir algo sobre la crisis económica que se nos viene encima o que ya se nos ha echado encima. Los dos últimos datos económicos publicados en España (inflación y Euribor) no han hecho sino confirmar los peores presagios.

La crisis va en serio y ya es una crisis global. Hace unos días, pasó sin pena ni gloria por los periódicos la noticia de que los bancos centrales de EE.UU., Japón y la Unión Europea habían establecido un protocolo de actuación para inyectar liquidez al sistema, falto de la misma desde que la desconfianza mutua se ha instalado en el mercado interbancario, a raíz de la crisis hipotecaria americana. ¿Cuándo se ha producido un acuerdo de este tipo entre estas instituciones? Además, las últimas inyecciones de liquidez realizadas por el BCE han superado con creces las realizadas cuando los ataques terroristas del 11-S. Sin embargo, estas noticias apenas tienen repercusión en la opinión pública, lo que responde a un intento de que no cunda el pánico en las diferentes economías.

A nivel nacional, el parón en el mundo de la construcción es evidente y la explicación es tan sencilla como aplastante. Hoy en día la vivienda tiene unos precios que no los consumidores no pueden pagar. Tan sencillo como eso, el bien en venta no puede ser comprado y, además, hay demasiadas viviendas a la venta. Las continuas subidas del Euribor (motivadas por la desconfianza en el mercado interbancario antes reseñada) tampoco ayudan al sector, pues hacen sus productos menos apetecibles que otras inversiones alternativas. Y esta situación, con unas hipotecas apretando cada vez más el cinturón del ciudadano, se dejará sentir en el consumo en unas fechas tan señaladas como la Navidad.

Así están las cosas, a la espera de que el aterrizaje después de la travesía onírica del boom de la vivienda sea suave y sin turbulencias adicionales, y a la espera de que los bancos se empiecen a fiar unos de otros nuevamente. Y a todo esto, el gigante chino tampoco ayuda pues sigue negándose a devaluar su moneda.

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