Han pasado ya cinco meses del terrible incendio que asoló los pinares del Ducado de Medinaceli, aparte de segar 11 vidas, cuyo valor minimiza cualquier otra pérdida. En todo este tiempo, se ha podido constatar el nulo compromiso de la clase política castellano-manchega con la verdad, tanto los de un bando como los del otro.
Primero, no obstante, querría mostrar mi más absoluta repugnancia por los "estómagos agradecidos" que acudieron de otras ciudades castellano-manchegas a vitorear a los políticos de turno en el funeral de Estado de las víctimas. Me parece moralmente "criticable" la actitud de estas personas, que no pudieron ni respetar el dolor de las familias ni el sentir de una ciudad que se lleva sintiendo abandonada demasiado tiempo. Más repugnante aún me parece la actitud de los políticos que apelan a estos estómagos para salvar la cara en un momento de dificultad. Seguramente hasta la babosa más viscosa del bosque más espeso tenga más dignidad que muchos de nuestros representantes políticos.
A continuación se orquestó una farsa con apariencia de comisión de investigación para llegar a la conclusión de que todo funcionó a las mil maravillas y que no hay ningún responsable de lo sucedido. Funcionó a las mil maravillas y se quemaron más de 13.000 Ha y murieron 11 personas. ¿Realmente alguien puede pensar que eso es hacer las cosas bien? ¿Seguro que no hay ningún responsable de que la Consejera de Medio Ambiente no tuviese la capacidad profesional requerida para el cargo? ¿No hay ningún responsable de tener abandonado uno de los mayores pinares de España y sin duda el mayor de la región? ¿No hay ningún responsable por denegar ayuda ofrecida por otras Comunidades Autónomas por razones que mejor es no mencionar? Esta farsa supone una burla para las víctimas y para la mayor parte de la ciudadanía de Guadalajara; es tratarnos de tontos manipulables, algo que al menos en mi caso no me considero.
Asimismo es necesario hablar del olvido más absoluto por parte de las Administraciones. Todo el esfuerzo que se prometió en los días siguientes al incendio no ha tenido continuación y la sensación es que pronto volverá a caer en el olvido, donde estas tierras siempre han estado. Al menos, aplaudo la actitud del señor Barreda de no pisar el Ducado de Medinaceli, salvo en visitas furtivas y secretas; al tiempo que espero que la mantenga en el futuro.
Esperemos que dentro de cinco meses tenga que escribir en términos bien diferentes a estos. Juas, juas, juas.
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