Hace unos días estuve en la exposición de Star Wars que actualmente se puede visitar en Madrid, con material de las seis películas. Como ávido seguidor de estas películas, era mera cuestión de tiempo que pudiera ir a la exposición, con un ánimo no demasiado objetivo y dispuesto a disfrutar de todo lo que pudieran tener, mereciera o no la pena.
Sin embargo, al final, no todo me gustó tanto. Empezando por la cola que me esperaba a la entrada a pesar de haber comprado la entrada por anticipado. Así que no me quedó otra que esperar más de media hora hasta poder entrar en el recinto. Y, cómo no, tuve que pasar por debajo de un detector de metales, no fuera a ser que introdujera algún elemento peligroso en la exposición: lo de siempre.
El contenido de la exposición está muy bien, pero no basta, necesito algo más. Hay apenas diez maniquíes de personajes de la serie y abundan las pantallas con imágenes de las seis películas. Tampoco se han vuelto locos trayendo maquetas de los vehículos y naves espaciales; hay los justos, por no decir, pocos y pequeños. Además, había demasiada gente, demasiado niño y demasiados que no han visto las seis películas un mínimo de cinco veces y que hicieron chirriar más de una vez mis oídos con sus audaces afirmaciones.
Pero no perdamos el norte, que la exposición nos ofrece la posibilidad de ver a los androides C3PO y R2D2, a Darth Vader, a algún que otro habitante de la morada de Jabba, a los soldados imperiales, a Darth Maul (el personaje más estético, con gran diferencia, de las seis películas), al maestro Yoda, a los wookies,...
Sin embargo, todo cambia a la hora de salir de la exposición. Primero, una serie de consolas XBox con un juego sobre los jedi nos abre el apetito, que luego acaba de saciarnos la tienda de recuerdos, un lugar donde los precios están desorbitados por completo. No es posible que un llavero cueste cinco euros, que un sobre con una nave de papel casi diez euros y que una figura cabezona de plástico esté cerca de los veinte euros. Si se ha conseguido sobrevivir a esta dura prueba, quedan las sesiones de fotos en escenarios de la película, a cinco euros como mínimo. Y uno no puede evitar la sensación de que esta exposición no es más que un "saca-cuartos" y una excusa para que los irracionales fans compremos algún recuerdo a precio de barril de petróleo. Y no entiendo por qué esta búsqueda desesperada de dinero, porque a George Lucas y su gente no les hace falta para llegar a fin de mes...
2 comments:
Ohh que pena!! Se te olvidó comentar que no pudiste entrar en la escuela Jedi!!!
Una tiene que comentar este tipo de temas, porque ese que me he leido de economía... no tengo nada que añadir!
Antonio, algún día conseguiré dejar un comentario!!
Virginia
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