Saturday, December 30, 2006

Fatídicas noticias

Hoy, 30 de diciembre de 2006, he amanecido con dos fatídicas noticias, que me hacen perder un poco mi fe en la especie humana (aunque luego alguien especial me ha hecho recuperar quasi-milagrosamente dicha fe).

La primera de ellas se refiere a la ejecución de Saddam Hussein y las terribles imágenes de los preparativos del "evento": no puedo evitar reberlarme ante la visión de las imágines de reo y verdugos preparando el cadalso. La pena de muerte me parece absolutamente execrable, un residuo de bárbaros tiempos pasados, no importa las atrocidades que haya cometido el sujeto (que las ha cometido, en eso estamos de acuerdo todos). Entiendo que siempre tenemos que estar moralmente por encima de los actos de los demás, un ojo por ojo y diente por diente no es válido en el siglo XXI, quizá si lo fuera en tiempos de Hammurabi. Quien haya pensado (si es que alguien ha pensado en este asunto) que con la ejecución de hoy, se pacificará el país, "se ha lucido".

Por otra parte, no puedo evitar relacionar esta ejecución con las típicas de los EE.UU., ejecuciones de las que su presidente ha hecho bandera política y que allí son televisadas en directo (algo que roza la repugnancia moral). Pensando mal y pronto, supongo que George Bush necesitaba la cabeza de Saddam para justificar de alguna forma su desastrosa actuación en Irak, y de ahí la precipitación y la rapidez de todo este proceso.

El segundo acontecimiento del día se refiere a la ruptura por parte de ETA del alto el fuego anunciado el pasado mes de marzo. Siempre he sido muy pesimista en este tema, porque entiendo que un pistolero no se recicla en la sociedad de la noche a la mañana, y mucho menos gente absolutamente dominada por el odio como algunos de estos terroristas. Sin embargo, guardaba un rincón en mi corazón abierto a la esperanza, a poder, por primera vez en mi vida, vivir sin la amenaza terrorista (he sido testigo lejano de dos explosiones), pero no, ni nuestros políticos ni nuestra sociedad ni los propios terroristas estan preparados para ello.

En este sentido querría recordar las palabras de un líder independentista quebequés (espejo en el que con frecuencia se miran nacionalistas radicales de diversos lugares) que declaró ya en los años setenta que "la independencia de Quebec no vale ni una sola vida humana".

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