Desde mis primeros años de seguimiento de la NBA, Dallas ha sido

Además, me alegro muchísimo, desde la distancia, por Dirk Nowitzki, uno de los mejores jugadores europeos de la historia (que además es de Wurzburgo, a apenas

Esta final de la NBA ha sido especial porque se han enfrentado dos concepciones diametralmente opuestas del baloncesto: el juego colectivo de Dallas, donde todos aportan y todos corren, y el juego de divas de Miami, con su Big Three. Este verano, Dwane Wade, Lebron James y Chris Bosh decidieron que la manera más corta de conseguir un anillo de campeón de la NBA era jugando juntos en Miami, montando un espectáculo circense alrededor y obviando que el baloncesto es un juego de equipo. La victoria de Dallas tiene, además, algo de justicia moral, porque no quiero ni imaginarme el tipo de precedente que hubiera supuesto una victoria de Miami. Su comportamiento chulesco-simiesco durante toda la temporada no ha hecho sino confirmar que Dios nunca concede dos dones a una misma persona. Para la posteridad quedará la burla de Lebron James y Dwane Wade hacia la fiebre de Dirk Nowitzki, totalmente fuera de contexto en una serie donde su equipo estaba perdiendo y donde Lebron James estaba haciendo el ridículo.
Pues, bueno, lo dicho, que la victoria de Dallas ha venido muy bien al baloncesto por el sentido colectivo de equipo que aplica Dallas (de los pocos en la hiper-individualista NBA), por el grandísimo talento de Nowitzki, por el gran base que es Jason Kidd, por el leonés (aunque muy de lejos) Barea, por los triples que ha metido Stojakovic todos estos años, por Deshawn Stevenson, quien fue parte del traspaso de Gasol y ha acabado ganando un anillo,... A todos, ¡¡¡enhorabuena!!!

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