Lo primero que quería comentar aquí es cómo estas personas van andando muy despacio, con trayectorias imprevisibles y obstaculizan el paso de los demás. En una palabra, son un estorbo para los demás. Es ciertamente una falta de educación, pero en el pecado llevan la penitencia, porque es también una práctica con cierto peligro para estos maníacos del "smartphone". Ya circulan vídeos por Internet donde se va a gente cayéndose dentro de fuentes de centros comerciales, chocándose con paredes o incluso cayendo a las vías del metro. El vídeo de abajo, aunque filmado en EE.UU. y en inglés, es un buen ejemplo de ello.
Lo que encuentro más triste es que esta gente no está haciendo nada grandioso con su teléfono, no están ayudando a paliar el hambre en el mundo o a salvar las ballenas. No están haciendo nada urgente ni importante, ni tampoco nada que no pueda esperar cinco minutos. En el mejor de los casos están informando via redes sociales de lo que están haciendo ("estoy en el metro", "estoy andando por la calle", "he salido de trabajar") y en el peor de los casos jugando a juegos de bolitas con los treinta años bien cumplidos.
¿Es que nos hemos vuelto tontos? ¿En qué momento hemos dejado de evolucionar y hemos empezado a involucionar? De continuar así, pronto vamos a volver a subirnos a los árboles y a despiojarnos unos a otros...
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